SAN MARON
Santo anacoreta, padre de la Iglesia Maronita
Es una verdadera delicia para mí, oh Marón, cada vez que recibo noticias de todo el bien que estás haciendo. Te pido, sobretodo, que seas tan amable de rezar a Dios por mí.
San Juan Crisóstomo
(en Patrologiae Graecae, vol. 51.3, 1862, epís. 36, col. 630)
San Marón, el ermitaño, vivió en la segunda mitad del siglo IV d.C. (ca. 350-ca. 410) en el «Monte Nabo», en una región llamada «Cyrrhus» (Ciro), situada entre Antioquía y Alepo. Optó por la vida al aire libre, de día y de noche, en verano y en invierno. Renunció a todo, llevando una vida llena de sacrificios, ayunos y oraciones. San Marón se hizo famoso y su santa reputación se extendió por toda la región. San Juan Crisóstomo le escribió desde su exilio en el Cáucaso pidiendo sus bendiciones y oraciones. Su obispo, el teólogo Teodoreto de Ciro, lo llamaba «Marón el Divino» porque con sus oraciones sanaba a todos los que acudían a él con enfermedades físicas o mentales.
A su muerte, San Marón fue enterrado en un pueblo vecino. Los lugareños consideraron sus restos mortales un precioso tesoro y construyeron una iglesia en su nombre.
Algunos discípulos de San Marón, principalmente Ibrahim de Ciro, fueron desde Ciro a las montañas del Líbano para predicar a los paganos que vivían en las zonas áridas de Biblos, Jebbeh y Batroun. Los convirtieron al cristianismo con el nombre de maronitas. Al mismo tiempo, sus discípulos del norte de Siria, cerca de Apamea y en torno al monasterio de San Marón en el río Asi, fundaron comunidades conocidas como «El pueblo de Marón» o «Beit Maron». Para huir de las persecuciones de los jacobitas y los árabes, se dispersaron por Siria y el Líbano, donde se instalaron con sus parientes
Eligieron las invencibles montañas del Líbano como refugio para preservar su fe en Dios y su libertad de vivir con dignidad. Una vez fundados los elementos de la «independencia», los seguidores de San Marón eligieron a Juan Marón como su patriarca. Fundaron una Iglesia maronita autónoma como parte de la Iglesia de Antioquía fiel al papa de Roma. Continuaron su despliegue en el sur del Líbano, Chipre, las regiones árabes y otros países de la diáspora, conservando los rituales religiosos heredados de los padres fundadores. Los maronitas tuvieron un papel destacado en la creación del Líbano, la patria de la misión cristiana, de los valores y de la democracia; también fueron esenciales para preservarlo como puerto para cualquier ser humano oprimido o perseguido en su viaje por esta tierra.
MONASTERIO DE JUAN MARÓN EN KFARHAY: RESEÑA HISTÓRICA
Cuando aún era obispo de Batroun, Juan Marón, el primer Patriarca Maronita, construyó un monasterio en Kfarhay, para continuar el legado del monasterio de San Marón en Al Rasta, donde los monjes maronitas fueron asesinados y su contenido dispersado. Tras su elección como Patriarca (685-707), tomó como sede el citado monasterio, llevando consigo el «cráneo del padre Marón». Llamó al monasterio «Rish Moran» (en siríaco arameo) o «la cabeza de nuestro Señor (Maron)» en referencia a esta preciosa reliquia.
El monasterio floreció, vio aumentar el número de monjes a lo largo de los años y sobrevivió allí hasta después de las Cruzadas. Los líderes maronitas se reunieron en este monasterio varias veces para estudiar las preocupaciones de su comunidad eclesiástica.
El monasterio fue más de una vez objeto de vandalismo, saqueo y destrucción durante la época otomana, debido a la tiranía y al cambio de poder. En cada ocasión se reconstruyó para continuar con su influencia espiritual, cultural y nacional. A finales del siglo XVIII, el patriarca José Esteban ordenó la reconstrucción del devastado monasterio. Cambió su nombre de Monasterio de «Rish Moran» a Monasterio de San Juan Marón.
En 1812, el Sínodo Patriarcal dirigido por el Patriarca Youhanna El Helou decidió transformar el monasterio en un seminario para la formación de sacerdotes. En la época del obispo Youssef Freifer (1872-1889), el edificio del seminario se amplió para acoger también a los laicos, y la escuela se hizo muy conocida. Cada año, el cónsul francés en Trípoli solía asistir a la ceremonia de graduación.
La escuela siguió floreciendo con Monseñor Boutros Arsanios (1889-1909). Durante la Primera Guerra Mundial, tuvo que cesar sus actividades educativas, pero mantuvo sus puertas abiertas a la gente pobre del Líbano y de la región para proporcionar miles de raciones de comida mensualmente. Después de la guerra, la escuela reanudó sus actividades con dificultades bajo la dirección del obispo Elias Chedid (1926 - 1950) debido a la falta de recursos humanos. En 1950, la escuela se convirtió en un seminario para vocaciones tardías. Más de doscientos cincuenta sacerdotes se graduaron hasta los años setenta, cuando el seminario cerró definitivamente.
Tras el nombramiento de Boulos Emile Saade como obispo maronita de Batroun (1986) y después de finalizar la restauración del monasterio, éste comenzó a trabajar en la devolución de las reliquias de San Marón al monasterio.
LAS RELIQUIAS DE SAN MARÓN
Según la tradición maronita y los historiadores maronitas, como el patriarca Stephan Douaihy y los obispos Youssef Semaan El Semaani, Youssef El Debs y el abad Boutros Fahed, el monje Juan Marón, que primero fue obispo de Batroun y luego patriarca maronita, trasladó el «cráneo» de San Marón desde su monasterio en el río Asi hasta su sede en Kfarhay, que era conocida como el monasterio «Rish Moran». Expuso el cráneo de San Marón para que los creyentes recibieran la bendición de él e imploraran su intercesión y sus oraciones a Dios.
Según el historiador italiano Ludovico Jacobilli de la ciudad de Foligno, cuando uno de los príncipes benedictinos de Oppelo, el padre Michel, era el superior del Monasterio de la Cruz en la región de Sassovivo (cerca de Foligno), visitó Tierra Santa en 1130 y recibió, en una bendición especial de los monjes que custodiaban el Monasterio de San Marón, el «cráneo del Santo». El padre Michel se llevó el cráneo con reverencia al monasterio de su ciudad natal y lo expuso allí en la iglesia, donde se produjeron muchos milagros y curaciones.
En 1490, el obispo de Foligno ordenó el traslado de las reliquias de San Maron a la catedral de Foligno, donde se exponen el 10 de marzo de cada año y se veneran en procesión por las calles de la ciudad.
En 1998, el obispo Boulos Emile Saade, escribió al obispo de Foligno, Arduino Bertoldo, para expresarle su interés en recuperar las reliquias de San Marón. Encargó a Monseñor Mounir Khairallah, su Vicario General entonces, que hiciera el seguimiento necesario. Tras consultar con la Santa Sede, el obispo de Foligno aceptó devolver las reliquias al Líbano, donde se conservaron en la sede patriarcal de Bkerke.
El 8 de enero de 2000, las reliquias fueron trasladadas a Kfarhay, en la Eparquía de Batroun, donde se celebró una gran ceremonia presidida por el Patriarca Cardenal Mar Nasrallah Boutros Sfeir, con la participación del Nuncio Apostólico y numerosos obispos. También estuvo presente el obispo de Foligno, acompañado de una delegación de su diócesis. Las reliquias fueron expuestas en la iglesia del monasterio de San Juan Marón.
El 24 de julio de 2017, la Parroquia Maronita de San Chárbel en Chihuahua recibió una pequeña reliquia de San Marón, traída por S.E. Mons. Georges Saad Abi-Younes, olm, Obispo Maronita de México, desde Bkerke.
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Para citar fuente: www.maronitas.org