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BEATO ABUNA YAACOUB DE GHAZIR

El apóstol de los pobres del Líbano

Un pensamiento me tortura:
¿amo a Dios con todo mi corazón, con todas mis fuerzas y con toda mi mente?

Abouna Yaacoub de Ghazir

Se trata de Khalil Haddad, tercero de una familia de 14 hijos. Nació en Ghazir el 1 de febrero de 1875 en una piadosa familia maronita. Tras unos sólidos estudios, consiguió un trabajo como profesor de árabe en Alejandría-Egipto.

El encuentro con un fiel y buen sacerdote le llevó a decir:

«Seré sacerdote como él»

Y la vida poco ejemplar de otro sacerdote le confirmó en su vocación:

«Seré sacerdote en su lugar»

Ingresó con los Capuchinos en 1893 y tomó el nombre de Yaacoub (Santiago o Jacobo en español).

Se ordenó sacerdote el primero de noviembre de 1901 en Beirut por la imposición de manos del obispo Mons. Carlos Duval. Desde entonces fue ABOUNA YAACOUB (es decir, Padre Santiago pues Abouna o Abuna significa Padre).

Fue nombrado director general de las 5 escuelas de la misión, las desarrolló y llegó a tener 164 escuelas de pueblo en funcionamiento.

Propagó la Tercera Orden de los Capuchinos y fue el consejero espiritual de los 10,000 hermanos y hermanas terciarios. Como superior de la Misión, durante la «Gran Guerra» (i.e. Primera Guerra Mundial), tuvo que sufrir persecuciones, arrestos y los embates del hambre y el tifus. Hizo todo lo posible por mantener a los pobres aferrados a Dios. Después de la guerra, rescató a los hambrientos, a los huérfanos y a todos los desafortunados.

El 4 de octubre de 1926, séptimo centenario de la muerte de San Francisco, acogió a un sacerdote viejo, enfermo y desvalido, y luego a otros sacerdotes y a personas sin hogar. Las jóvenes se ofrecieron generosamente a servirles. Fueron el núcleo inicial de lo que sería una nueva congregación.

El 8 de diciembre de 1930, fiesta de la Inmaculada Concepción, su obispo reconoció a estas jovenes mujeres como monjas con el nombre de «Franciscanas de la Cruz del Líbano».

En 1937, Abouna Yaacoub comenzó su labor social ayudado por las nuevas monjas de la congregación y apoyado por el gobierno libanés.

Fundó el Hospital Psiquiátrico de la Cruz, el único de este tipo en Oriente Medio.

Añadió un hogar para ancianos, un orfanato para niñas y un hogar para mendigos.

Todas sus realizaciones estaban bajo el mismo lema:

«Servir a los más abandonados sin distinción de nacionalidad o religión»

Su espiritualidad se basaba en el culto a la Cruz, la devoción a la Virgen María y la confianza ilimitada en la Divina Providencia.

Su obra de caridad fue admirada por todos los libaneses. Cristianos y musulmanes admiraban este modelo de sacerdote.

Vivió con humildad. En el ocaso de su vida escribió:

«Un pensamiento me tortura: ¿amo a Dios con todo mi corazón, con todas mis fuerzas y con toda mi mente? El Altísimo me ha dado más de cinco talentos. ¿Los he puesto suficientemente al servicio? No sé la respuesta».

A su obra de caridad añadió los altos monumentos en honor a la Cruz y a la Virgen.

El Santuario de Cristo Rey es el mejor de sus proyectos, donde enterró a los seres queridos de su corazón, los viejos sacerdotes.

Abouna Yaacoub fue un predicador popular impregnado de la Sagrada Escritura, predicó por todo el Líbano y fue llamado a Siria, a Jordania, a Palestina, a Irak e incluso a Turquía. Se le consideraba «el clarín de Dios».

Murió el sábado 26 de junio de 1954 a las 3 de la tarde, tenía 80 años.

Ante la creciente fama de su santidad, se presentó su causa de beatificación a Roma, que reconoció las virtudes heroicas y lo declaró Juan Pablo II como Venerable en 1992.

El 17 de diciembre de 2007, el Santo Padre Benedicto XVI reconoció el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Padre Yaacoub y firmó el decreto de su beatificación, que se celebró por primera vez fuera del Vaticano, en el Líbano, el 22 de junio de 2008.

Es admirado y estimado por todos los libaneses que lo ven como un sacerdote modelo, amante de la Cruz, el apóstol incansable, el pionero de la caridad hacia los más desamparados.

Sus hermanos capuchinos, los Franciscanos de la Cruz del Líbano, se inspiran en su espíritu para continuar su acción benéfica.

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Para citar fuente: www.maronitas.org

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