Benedicto XVI
Papa de 2005 a 2013
Audiencia general del 18/10/06
¿Por qué Judas traiciona a Jesús? La pregunta plantea varias teorías. Algunos se refieren al hecho de su codicia por el dinero; otros sostienen una explicación de orden mesiánico: Judas se habría desilusionado al ver que Jesús no encajaba en su programa de liberación político-militarista de su propia nación. De hecho, los textos evangélicos insisten en otro aspecto: Juan dice expresamente que «a Judas Iscariote, hijo de Simón, el diablo ya le había metido en el corazón la entrega» (Jn 13,2). Análogamente, Lucas escribe: "Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los doce" (Lc 22,3). De esta manera, se va más allá de las motivaciones y explicaciones históricas basadas en la responsabilidad personal de Judas, quien vergonzosamente cedió a una tentación del Maligno. La traición de Judas sigue siendo, en todo caso, un misterio. Jesús lo trató como a un amigo (cf. Mt 26,50); sin embargo, en sus invitaciones a seguirlo por el camino de las bienaventuranzas, no fuerza su voluntad ni la protege de las tentaciones de Satanás, respetando la libertad humana.
Recordemos que también Pedro quiso oponerse a él ya lo que le esperaba en Jerusalén, pero recibió un reproche muy fuerte: "¡No estás del lado de Dios, sino de los hombres" (Mc 8, 33)! Después de su caída, Pedro se arrepintió y encontró perdón y gracia. Judas también se arrepintió, pero su arrepentimiento degeneró en desesperación y así se volvió autodestructivo. Recordemos dos cosas. La primera: Jesús respeta nuestra libertad. La segunda: Jesús espera nuestra apertura al arrepentimiento ya la conversión; es rico en misericordia y perdón.
Además, cuando pensamos en el papel negativo que jugó Judas, debemos considerarlo de acuerdo con las formas elevadas en que Dios conduce los acontecimientos. Su traición condujo a la muerte de Jesús, quien transformó este tremendo tormento en un espacio de amor salvífico al entregarse al Padre (cf. Ga 2,20). La palabra "traicionar" es la versión de una palabra griega que significa "consignar". A veces el tema es incluso Dios en persona: fue él quien por amor "entregó" a Jesús por todos nosotros (Rm 8, 32). En su misterioso plan salvífico, Dios asume el gesto inexcusable de Judas como ocasión del don total del Hijo para la redención del mundo.
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