La Imitación de Cristo
tratado espiritual del siglo XV
Libro II, cap. 12 (trad. Robert Dudley)
A muchos les parece dura la palabra; "Niégate a ti mismo, toma tu cruz y sigue a Jesús"... ¿Por qué entonces temes tomar la cruz, el camino que lleva al reino? En la cruz sois salvos, revividos, protegidos. En la cruz eres colmado de dulzura desde lo alto, tu mente se fortalece, tu espíritu se regocija. En la cruz está la suma de la virtud y la santidad perfecta. Sólo en la cruz está la esperanza de la vida eterna, la salvación del alma. Así que toma tu cruz y sigue a Jesús; y entrarás en la vida eterna. Porque si mueres con él, también vivirás con él. Si sois su compañero en el castigo, también lo seréis en la gloria.
Todo se fundamenta en la cruz. No hay otro camino para la vida, ni para la verdadera paz interior. Camina donde quieras, busca lo que quieras; no encontrarás un camino más alto arriba ni un camino más seguro abajo, sino solo el camino de la santa cruz.
Planifique como quiera, organice como mejor le parezca; todo lo que encontrarás es sufrimiento que no puedes evitar soportar; y así siempre encontrarás la cruz. Tendrás dolor corporal o aflicción mental y espiritual. Ahora Dios te dejará, otra vez tu prójimo te provocará; y lo que es más, a menudo te pesarás mucho. No hay remedio para librarte ni consuelo para aliviarte. Porque Dios quiere que aprendas a soportar la aflicción con total sumisión a sí mismo y te vuelvas más humilde. Debes soportar con paciencia en todas partes, si quieres estar en paz interior, y ganar la corona duradera.
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