Santa Teresa de Ávila (1515-1582)
Carmelita, Doctora de la Iglesia
Camino de perfección, 17 (©ICS publicaciones)
Dios no lleva a todos por un solo camino, y quizás quien cree que camina por un camino muy humilde es en realidad más alto a los ojos del Señor. Entonces, no porque todos en esta casa practiquen la oración, todos deben ser contemplativos; eso es imposible. Y sería muy angustiante para quien no es contemplativa no comprender esta verdad.
Pasé catorce años sin poder practicar la meditación sin leer. Habrá muchas personas de este tipo, y otras que no podrán meditar ni siquiera con la lectura sino que sólo podrán orar vocalmente, y en esta oración vocal pasarán la mayor parte de su tiempo. Hay un número de otras personas de este tipo. Si la humildad está presente, no creo que al final salgan peor, sino que serán muy iguales a los que reciben muchas delicias; y en cierto modo estarán más seguros, porque no sabemos si las delicias son de Dios o del diablo.
Los que no reciben estas delicias caminan con humildad, sospechando que esa carencia es culpa suya, siempre preocupados por progresar. No ven a nadie derramar una lágrima sin pensar que si ellos mismos no derraman ninguna, están muy atrasados en el servicio de Dios. Y tal vez sean mucho más avanzados, pues las lágrimas, aunque sean buenas, no son todas perfectas. En la humildad, la mortificación, el desprendimiento y las demás virtudes hay siempre mayor seguridad. No hay nada que temer; no tengáis miedo de no alcanzar la perfección de los que son muy contemplativos.
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