San Lucas, compañero y colaborador de los apóstoles

San Ireneo de Lyon (c.130-c.208)

Obispo, teólogo y mártir

Contra las herejías, III, 14-15 ; SC 34

Que Lucas era inseparable de Pablo y colaborador suyo en el Evangelio, lo demuestra él mismo con claridad, no por jactancia, sino porque la verdad misma le obligaba a ello. En efecto, cuando Bernabé y Juan Marcos se separaron de Pablo y navegaron hacia Chipre, Lucas escribe: “Llegamos a Tróade” (Hechos 16,8.11). Luego indica cuidadosamente todo el resto de su viaje hasta Filipos, y cómo pronunciaron su primer discurso. Y todos los demás detalles de su viaje con Pablo los relata con toda la diligencia posible. Como Lucas estaba presente en todos estos acontecimientos, los anotó cuidadosamente por escrito, de modo que no se le pueda acusar de falsedad o jactancia, porque todos estos detalles eran bien conocidos.

Que Lucas no era simplemente un seguidor, sino también un colaborador de los apóstoles, y especialmente de Pablo, lo declara también el propio Pablo en sus epístolas, diciendo: “Demas me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica; Crescente a Galacia, Tito a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo” (2Tim 4,11). Con esto Pablo muestra que Lucas siempre estuvo unido a él e inseparable de él. Y en la carta a los Colosenses dice: «Os saluda Lucas, el médico amado» (Col 4,14).

Hay también muchos otros detalles que se encuentran en el Evangelio que son mencionados sólo por Lucas. Puede ser, en efecto, que Dios haya tenido un propósito determinado el exponer muchas verdades evangélicas, sólo por medio de Lucas, para que todos pudieran seguir su testimonio posterior sobre los hechos y la doctrina de los apóstoles, y para que así, manteniendo la regla pura de la verdad, pudieran salvarse. El testimonio de Lucas, por tanto, es verdadero y la doctrina de los apóstoles es abierta y firme, sin reservar nada... La suya es la voz de la Iglesia, de la cual la Iglesia tiene su origen.