San Agustín (354-430)
Obispo de Hipona (África del Norte) y Doctor de la Iglesia
Sobre la santa virginidad, 5
Él que es fruto de una santa Virgen es gloria y honor de todas las demás santas vírgenes; porque como María, ellas mismas son madres de Cristo si hacen la voluntad de su Padre. La gloria y la alegría de María por ser la madre de Jesucristo resplandecen sobre todo en las palabras del Señor: “El que hace la voluntad de mi Padre celestial, es mi hermano, hermana y madre”. (Mt 12,50)
Así muestra las relaciones espirituales que lo unen al pueblo a quien redimió. Sus hermanos y hermanas son los hombres y mujeres santos que participan con él de la herencia celestial. Su madre es toda la Iglesia, porque por la gracia de Dios ella da a luz a los miembros de Jesucristo, es decir, a los que le son fieles. Su madre es también toda alma santa que hace la voluntad de su Padre y cuya fecunda caridad se manifiesta en los que le da a luz hasta que él mismo se forma en ellos (Gal 4,19)…
María es ciertamente la madre de los miembros del Cuerpo de Cristo, es decir, nuestra madre, porque en su caridad cooperó a producir en la Iglesia a los fieles que son los miembros de esta cabeza divina, de la que ella es verdaderamente madre, según la carne.
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