Pedro de Blois (hacia 1130-1211)
Archidiácono en Inglaterra
Sermón 3 para el Adviento
Hay tres advenimientos del Señor: el primero en la carne, el segundo en el alma, el tercero en el juicio. La primera tuvo lugar a medianoche, según estas palabras del Evangelio: “A medianoche se oyó un grito: ¡El Esposo está aquí!”. (Mt 25, 6). Este primer advenimiento ya ocurrió desde que Cristo fue visto en la tierra y habló con los hombres (Ba 3, 38).
Ahora estamos en la segunda venida, siempre que seamos tales que él pueda así venir a nosotros, ya que dijo que, si le amamos, él vendrá a nosotros y hará su hogar en nosotros (Jn 14, 23). Este segundo advenimiento es, por tanto, algo mezclado con incertidumbre, ya que ¿quién sino el Espíritu Santo sabe quién es de Dios? (1Cor 2, 11). Aquellos cuyo anhelo por las cosas celestiales los saca de sí mismos, saben bien cuando él viene; sin embargo, “no saben de dónde viene ni adónde va” (Jn 3, 8).
En cuanto al tercer advenimiento: lo más seguro es que sucederá, pero lo más incierto es cuándo sucederá. Porque no hay nada más seguro que la muerte, nada menos seguro que el día de nuestra muerte. “Cuando la gente dice: 'paz y seguridad', la muerte les sobreviene de repente, como los dolores de parto a la mujer encinta, y nadie podrá escapar de ella” (cf. 1 Tes 5, 3). Así, el primer advenimiento fue humilde y oculto; el segundo es misterioso y lleno de amor; el tercero será deslumbrante y terrible. En su primera venida Cristo fue juzgado injustamente por los hombres; en el segundo, nos concede justicia por su gracia; en el fin juzgará todas las cosas con equidad: Cordero en el primer advenimiento; León en el último; nuestro Amigo más gentil en el segundo.
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