San Bruno de Segni (c.1045-1123)
obispo
Comentario al Evangelio según Lucas, 2,14
“Preparaste una mesa delante de mí ante los ojos de mis enemigos” (Sal 23[22,5)
¿Qué más podríamos desear? ¿Por qué elegiríamos los lugares de honor?
Cualquiera que sea el lugar que ocupemos, todo lo tenemos en abundancia y nada nos falta. Pero tú que quieres tener el lugar de honor, seas quien seas, ve y siéntate en el lugar más bajo. No dejes que tu conocimiento haga que tu cabeza se hinche de orgullo; no te dejes enaltecer por medio de tu reputación. En cambio, cuanto más grande seas, más deberás humillarte en todo y “hallarás el favor de Dios” (Lc 1, 30), hasta el punto de que en el momento propicio Él te dirá: “Amigo mío, ven más alto” y “esto le hará ganarse la estima de sus compañeros invitados”.
Ciertamente, en lo que dependía de él, Moisés ocupaba el lugar más bajo. Cuando el Señor quiso enviarlo a los hijos de Israel y lo invitó a subir más alto, él respondió: “Si te place, Señor, envía a otro, que soy tardo en el habla”. (Éxodo 4,13.10) Es como si hubiera dicho: “No soy digno de tan alta función”. También Saúl se consideró un hombre de condición humilde cuando el Señor lo hizo rey. Y de la misma manera, Jeremías, temeroso de subir al lugar de honor, dijo: "¡Ah, Señor Dios! No sé hablar, soy demasiado joven". (1,6)
Por lo tanto, es a través de la humildad, no del orgullo, a través de las virtudes, no del dinero, que debemos buscar ocupar el lugar de honor.
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